Música: Joseba Gotzon
Letras: Mario Angel Marrodán
Arreglos musicales: José Luis Canal
Producción: Joseba Gotzon, José Luis Canal
Grabación y mezclas: José Lastra
Ayudante de grabación: Karlos Zubiaga
Coordinadora de grabación: Kristina Zubiaga
Grabado en los estudios “Tío Pete” entre los meses de octubre y diciembre de 2002
Diseño de portada y cuadernillo interior: I. G. Arkaute
Fotos de Joseba Gotzon: Iñaki Arteta
Maquillaje: Maite Oñederra
Fotos del cuadernillo interior: Joseba Gotzon, Iñaki García Uribe, Gorka Larrea
Digitalización de fotografías del cuadernillo: EdicionesBeta III Milenium, J. A. González Arkaute, José Angel Fano
Joseba Gotzon: voz, guitarra clásica y acústica
Blas Fernández: batería
Carlos Gracia “Tato”: contrabajo
José Luis Canal: piano, órgano y teclados
Luis Alberto Requejo: clarinete
Lázaro Torralba: percusión latina
Iñaki Portilla: tuba
Iñigo Ranedo: trompeta
Alvaro Gómez: trombón
Agradecimientos: Marrodán Olerki Elkartea, Mario Angel Marrodán, Iñaki García Uribe, Nahikari Ayo, Idoia Varela, Adaggio Bilbao, Carlos Zubiaga, Ingunza Audiovisual, Joseba Ortuondo Director de la Banda Municipal de Música de Portugalete, Gobierno Vasco, Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia, Metro Bilbao y especialmente a Inma, mi mujer.
Este disco lo dedico a mi padre, para siempre en mi memoria.
Mario Angel Marrodán (Portugalete, 1932 – Bilbao, 2005)
Licenciado en Derecho por la Universidad Central de Madrid. Poeta muy premiado, ensayista y crítico de arte con más 300 publicaciones. Colaborador en prensa y revistas literarias en todo el mundo. Dirigió y publicó revistas y colecciones. Su obra y su nombre están incluidos en importantes Manuales e Historias de la Literatura, Antologías de Poesía, enciclopedias, Quién es Quién y diccionarios. Ha sido traducido a doce idiomas. Está en posesión de más de 200 nombramientos, distinciones culturales, títulos y honores académicos que avalan su labor literaria en Europa, Suramérica, USA, Australia o China. Publicó más de 200 libros de poesía y 6 obras sobre arte vasco. Diversos autores han escrito sobre Marrodán y sus poesías han sido musicadas por varios cantautores y grupos musicales.
Nire itsasoa (Mi mar)
Agua, ola, playa, mar.
Agua, ola,
playa, mar.
Ola, agua
verde, azul,
blanca sal.
Agua, hechizo
de cristal.
Ola, raudo
ondear,
ráfaga
breve,
leve
y fugaz.
Quién te hizo
hontanar
de espuma,
golpe y remo.
Brisa das
en la mejilla,
pones paz,
brindas vida,
nos inspiras.
Pleamar
Mar y Ría.
Ría o Mar.
Eres más:
Ría y Mar.
(Portugalete; el alma de la villa, 1991)
—
Olerkari txikiaren leloa (Cantinela del poeta menor)
Desde muchacho me sumía
con un afán aventurero
en ser poeta. Desde entonces
sigue mi martirio terreno.
Dándome cuenta de mi estado
me dediqué a tan vano intento.
Un oficio para ser pobre
de nulo reconocimiento.
Devoción desacreditada
que no abandono a caro precio.
De su afición no capitulo
y dando tumbos pierdo el tiempo.
Topo insolente con la magia
que quita aplauso y da tormento.
A uno el tinglado de la fama
le hace crecer el desaliento.
Yo nunca con la poesía
ejercí plaza de talento,
la pompa y farsa de las musas
toleré, ni soñé despierto.
Por exigencias de reparto
mando mi alma al mismo infierno.
Aunque me tachen de inocente
en el juego oficial no entro.
Meta que no vale la pena
porque cautiva al pordiosero.
Su poca utilidad se nota
en que es asunto de bohemios.
En carne propia fiera loca
de la que autor reniego.
Por nada y para nadie importa
tirano vicio el que yo tengo.
Conducta extraña, impenitente
cuando uno ya va siendo viejo
pensar qué haría en esta vida
si le hubieran faltado versos.
—
Kantu lurtarra (Canto terrenal)
Con cuánto dolor a solas
soy un viento funeral
que el fuego cruel remueve
y hacer arder como un volcán.
Híspido fluir del tiempo
mudo de cautividad.
Como chatarra gimiente
al volver la vista atrás
el mundo de los recuerdos
se queda estatua de sal.
Seres de un reino sombrío
donde no hay fraternidad.
No teniendo fe en la tierra
ni rumbo en la tempestad
cada día y cada noche
en el loco carnaval
la intimidad se desnuda
de un Jeremías asnal.
Dolores de mis heridas
que anuncian un son fatal.
La rueda de mi fortuna
gira entre la adversidad.
(Rimas, 1975)
—
Maitasun sonetoa (Soneto amoroso)
Te siento ya en madura compañía
dentro de mí, seguro como roca
que el mar socava y cuanto más provoca
más firme superficie se diría.
Los labios llenos de palabrería
conjuntos se derraman por la boca
sorbiendo en tanto que la luz sofoca
la calentura de la idolatría.
Somos sincera unión, alfa y omega
de la totalidad hasta el adarme,
almas gemelas, cuerpos en manojos
escondidos en este soneto amoroso.
Los dos en uno en la morosa entrega
porque no paro de corazonarme
paseando mi alma por tus ojos
te canto este soneto amoroso.
(Poemas Inter/nos, 2000)
—
Nire ideala (Mi ideal)
Tengo la mente cansada
de interrogar escribiendo.
Si nadie me está leyendo
cuánta soledad gastada
para encontrarme sin nada.
En el papel he dejado
todo lo que hube cantado
para que Dios lo confronte:
mi musa es el horizonte
del iris iluminado.
(Poemas Inter/nos, 2000)
—
Fotopoemak (Fotopoemas)
Porque de mis sentidos a la pluma
un amor entrañable se respira,
así el aire que amantemente inspira
pide a la flor que nunca se consuma.
El mar se complementa con la espuma
como la brisa que al besar suspira.
Y el morador del alba sólo aspira
a desemparentarse de la bruma.
Cuántas veces su singular figura
veo a través de la fotografía
me parece que está más claro el día
porque al día lo alumbra su hermosura.
De ser no así, no lo pronunciaría.
¿Se nota que la quiero con usura?
(Fotopoemas, 1975)
—
Otsaila (Febrero)
Febrero se nos va sin decir nada,
heraldo de la ruina se despeña
como adiós al presente cuando sueña,
liebre que salta y fluye atormentada.
Austera imagen de la vida andada
la fría tela del pasado empaña.
Con mano oculta febrerillo enseña
la soledad total de su llegada.
Febrero se nos va sin decir nada
qué ropas tristes ciñen a los días
la memoria marchita de la arena
urgido de liturgias y elegías.
Febrero se nos va sin decir nada
pasa el verdugo, huésped de la almena,
con vocación de lobo entibia el viento
de este mes breve, loco y turbulento.
(Por la puerta del calendario, 1992)
—
Bi olerki txapelari (Dos poesías a la boina)
Qué prenda de señorío
y qué adorno que engalana
dando gloria a la cabeza
nuestra grácil boina vasca.
Oh gorra de uso y de culto
un tanto redonda y chata,
que contiene en su entretela
buen tamaño y mejor lana.
Cuán castiza cuando se usa
y con chispa y sal tocada
en la testa, fanfarrona,
al boinófilo resalta.
Símbolo de distinciones
que es sombrero y es paraguas
y que donaire y esmero
requiere para calarla.
Mis amigos txapelaundis
-término mi perorata-
sed felices con la boina
y con orgullo llevadla.
No entro en disquisiciones
de si es boina o si es txapela.
No es el nombre, bien supones.
Es arte que tiene escuela
y de lo alto nos tutela.
Se monta con gallardía.
Se pone con gran cuidado.
Se porta con chulería.
Ahora que estoy emboinado
¡viva nuestra Cofradía!.
(Homenajes personales, 1998)
—
Elementuak (Los elementos)
Como el aire,
tengo mi fin en el aire.
Como el fuego,
tengo mi fin en la tierra.
Como el viento,
tengo mi fin en la vida.
Como el amor,
tengo mi fin en el sueño.
Como el aire,
tengo mi fin en el aire.
Como el origen,
tengo mi fin en los siglos.
Como el río,
tengo mi fin en el mar.
Como el amor,
tengo mi fin en el sueño.
(Ancestros, 2000)
—
Harriz harri (Botín)
Vengo de donde siempre,
avanzo en el misterio.
Reptil de piedra en piedra
de donde siempre vuelvo.
Cuán poca cosa eres
para no tener miedo.
Espíate a ti mismo.
No sé si estás de acuerdo.
¡Bendita la luz sea
de la que no reniego!
Hay plegarias que apagan
el canto del dinero.
Viajar desconocido
me voy al epicentro.
Puesta de embarque a punto
de un seno a otro seno.
Con aire favorable
¿de qué? de amar con hechos
antes que sea tarde
no lo arranques del pecho.
Título de nobleza
el de hombre que tengo.
Los caudales que inciesan
son gustos de plebeyo.
No abdico del recinto
hostil. Ni me arrepiento
de conocer el nombre
por recordar el verso.
Es un fardo pesado
de demasiado esfuerzo.
Aunque se esté muy harto
vivir es lo primero.
(El renuevo de la víspera, 1993)